domingo, 12 de junio de 2016

El agua y la Economía Circular



Es una de las cuestiones que venimos trabajando desde hace tiempo. El agua es un elemento escaso en España. Su uso racional y su posibilidad de reutilización han sido siempre un factor importante a tener en cuenta y efectivamente así ha acabado siendo.

Las nuevas políticas de agua en todos los ámbitos, vienen orientadas al hacer más con menos, es decir, al máximo aprovechamiento de un recurso escaso y sin lugar a dudas a trazar las líneas de un mejor reaprovechamiento del recurso una vez utilizado.

España tiene una importante tarea que hacer en todos estos sentidos. Los ciudadanos controlando el consumo domiciliario, los sectores económicos rediseñando productos que reduzcan la huella hídrica y las administraciones cumpliendo con la normativa europea y llevando a cabo las instalaciones necesarias que permitan el uso eficiente del agua y su reutilización.

Esto es cosa de todos, desde luego, y por eso es muy importante que veamos el recurso agua desde la perspectiva de la Economía Circular y que, más allá de las obligaciones que la propia norma imponga seamos proactivos y determinemos acciones que conduzcan a ello.

Pongo un ejemplo. En los años 90, se puso en marcha en mi ciudad (La Vall d'Uixó-Castellón) un proyecto INTERREG para reusar toda el agua de la depuradora de la ciudad y regar los campos de naranjos. A pesar de la positiva experiencia y de estar en una zona de gran necesidad, no se siguió en esta línea con otras instalaciones de la zona. No parece lógico. El nuevo Plan hidrológico de cuenca , por fin y ante la insistencia de la Comunidad de Regantes  de la zona, incluye esta posibilidad y parece que en un futuro próximo podamos incidir en una mejor reutilización del agua. Este es el enfoque que toca.

Otro ejemplo podría ser el proyecto planteado tantas veces por mi buen amigo Ramón Tomas para hacer microembalses en el interior de la provincia de Castellón que no ha tenido todavía la receptividad que hubiera sido deseable. 


Proyectos piloto de este tipo han habido más en España, y la práctica se va extendiendo, pero ni el nivel de depuración de aguas ni los parámetros finales obtenidos hacen posible todavía un porcentaje de reutilización de aguas como el que sería deseable en términos de Economía Circular.

Podríamos hablar de muchos otros ejemplos y proyectos posibles que reforzarían una actuación en materia de aguas, también de tecnologías punteras al respecto de las que empresas españolas son referencia mundial. Quizá no tardemos en hacerlo, pero lo importante en esta entrada era reforzar la idea de que en el mundo del agua tenemos una oportunidad importante para trabajar en serio y enmarcar las políticas hídricas y las acciones individuales y colectivas dentro del concepto de Economía Circular (ejemplo de Israel) y recoger los beneficios por ello.

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